Me he sentado a meditar profundamente desde las elecciones presidenciales en México de julio del año pasado, sobre muchas cosas, muchos vectores llamaron mi atención, las instituciones, los partidos políticos, sus candidatos, el electorado, los medios de comunicación.
Nuevamente una elección presidencial ha acaparado la atención en el continente americano, pues las implicaciones geoestrategicas son grandes, y muy importantes para el futuro y estabilidad de la región. La elección presidencial de Venezuela, fue un evento mediático y político que crispo y polarizo, no solo la sociedad venezolana sino también, las opiniones en América Latina.
Los argumentos a favor del candidato oficial Maduro y del oposicionista Capriles son tan diversos, y algunos validos, pero la realidad, al menos de los que nos atrevimos a opinar desde otros países es una: No conocemos de primera mano la situación real de Venezuela, tenemos lo que los medios de comunicación nos brindan, desde los oficiales, los consorcios como Televisa o CNN, hasta los medios de la red, pero son perspectivas, en algunos casos sesgadas, la pregunta es: ¿Que tanto puedo confiar en lo que me dice este medio de la situación?
Es por ello que un análisis sin conocer la situación es irresponsable, no se trata simplemente de impedir que el Neoliberalismo siga avanzado, no por ello se menosprecia los logros de la revolución bolivariana, los cuales son muchos y dignos de ser mencionados, por primera instancia, la revolución bolivariana logro frenar y hacer contrapeso del expresionismo Estadounidense en América Latina y junto a otros lideres como Lula, fue capaz de poner las demandas de los pueblos en el Sistema Internacional, la diversificación de relaciones con diferentes países es positiva, pues reduce la dependencia de una potencia como EUA.
Sin embargo también hay aspectos que ponen en entredicho esta revolución, la división que ha generado hacia adentro de Venezuela es dañina, pues en el ideario de cada colectivo la otra facción es el enemigo, y cuando los miedos colectivos se encausan en un grupo en especial es cuando la violencia y la intolerancia son latentes.
La democracia exige que haya opiniones encontradas, que exista dialogo, tolerancia, el que una facción presente una ideología diferente a la propia no la hace invalida en automático, pero esta elección presidencial se ha vuelto muy importante por los diferentes intereses alrededor de ella, para empezar si EUA protesta es por sus intereses, Capriles significaría una oportunidad para negociar mejores acuerdos, lo cual no implica que Capriles aceptaría todo lo que le impusieran los estadounidenses , pero es obvio que la linea dura Chavista jamas negociara nada con Washington.
El acceso a los medios de comunicación tuvo tendencia oficialista en Venezuela, y la misma división generada por lo radical de las posiciones y lo cerrado de la contienda ha establecido en el ideario del colectivo caprilista la figura del fraude electoral, verdadero o falso, eso es algo que este análisis es incapaz de establecer, hay hechos y ciertas pruebas, pero a la distancia es irresponsable emitir una opinión.
Lo que este breve análisis puede arrojar de estos eventos es el siguiente:
En orden de preservar la paz, se debe dejar de satanizar y hacer parecer enemigos a los miembros de facciones contrarias, la democracia requiere de dialogo, entendimiento, opiniones diversas y un elemento importante, el de la protesta social, protesta no violenta, democracia que reprime la protesta se convierte en dictadura de las mayorías.
Se puede discutir los logros de la revolución bolivariana, y es claro que América Latina necesita de ella para seguir frenando el neoliberalismo extorsionista de EUA, pero si el costo de ello es que el pueblo de Venezuela sufra las consecuencias, y sea incapaz de elegir a sus gobernantes en un ejercicio democrático igualitario, si el costo es que el pueblo de Venezuela no progrese entonces el costo es muy alto y la revolución de Chavez esta vacía.
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